El proyecto surge de la necesidad de ampliar el recorrido del Golf Club Trieste ubicado a 350 m sobre el nivel del mar en las colinas, apenas a unos km de la ciudad: fue fundado en los años cincuenta, aprovechando los mismos hoyos cavados por los británicos y los estadounidenses inmediatamente después del final de la Segunda Guerra Mundial, momento en el cual contaba con tan sólo 9 hoyos.
Para ello, se ha optado por mover algunos hoyos que pertenecían al recorrido anterior y a inserir segundos hoyos y un nuevo campo de prácticas, equipado con 10 puestos al cubierto, para poder practicar el deporte incluso con mal tiempo o bajo un fuerte sol veraniego.
Se ha trabajando poniendo especial atención al estudio del paisaje, su protección y su puesta en valor: las colinas del Karst y su característico territorio. El resultado final es un campo de golf eco-friendly con un total de 18 hoyos homogéneos, cuya disposición respeta el ambiente circunstante y lo transforma en protagonista y parte integral del recorrido como un obstáculo más del juego.
Esta obra es la más representativa de una serie de campos de golf diseñados y construidos gracias a la colaboración entre los arquitectos Guido Cabrini y Giacomo Cabrini, este último especializado en el diseño de campos de golf.